No
sé si el amor me viene grande o pequeño.
El
caso, es que no me viene bien.
Y
es que ni lleno ni vacío,
es
que no sé dónde he puesto el maldito vaso.
Inerme,
no
tengo la conciencia tranquila,
mucho
menos la certeza de no estar perdiéndome ningún viaje.
Pero,
¿qué le voy a hacer?
Si
él, valía por mil trenes.
Si
no controlo esta estúpida sinestesia
que
me provocas,
de
ver otros lugares
y
que me sepan a ti.
Que
le pregunto a Google como llegar hasta allí
y
solo me responde con horas.
Después,
salir a buscar tu calor en el frío,
encontrar
el abismo de las calles.
Absurdo
canibalismo espiritual.
Soy
mi propio timón y se me va la vida en espirales.
Mas
ahora sé muy bien los vientos que han de mover mi falda.
Y
todo eso de las mareas,
o
contra ellas,
os
lo dejo a vosotros.
No
sé nada del amor. Pero, siempre fue queriendo.
Escrito por María González Torres. ©